Café de Flore - Paris

quinta-feira, 9 de dezembro de 2010

Una história de vida.







Vendedores de castañas

Ellos dan sabor a los días de quien camina, con prisa y con frío por las calles de Lisboa.
Hace mucho que los vendedores de castañas se tornaran en un símbolo del otoño.

Cuando estaba llegando al Café quedé sorprendida porque estaba un vendedor de castañas por allí cerca.
El humo y el olor de las castañas asando es muy agradable.

Compré de seguida un pacotillo con 12 castañas muy calientes que me custo 2 euros.

Al entrar mire a mi alrededor buscando alguien conocido y estaban unas amigas también comiendo castañas y riendose con el "Hombre del Café" porque las castañas estaban tan calientes que el quería quitar la cascara y se quemaba.

Estuve en el Café casi hasta la hora del almuerzo echando broma. Les voy contar un secreto... alguién (?) nos regalo una botella de vino dulce (Jeropiga) y si antes lo estabamos pasando bien, después lo pasamos mucho mejor.

Me acordé de algo que había leído sobre una historia de vida de los vendedores de castañas.


Filipa  contó su história.

Ella ocupa un lugar en el Rossio cerca de la Rua do Carmo que fue de su suegro durante 30 años, pero hace siete años que ella y su marido tomaron cuenta del negocio. Hace mucho tiempo que abandonó su sueño de ser antropóloga, porque  la gente le decía que el curso” no daba pan”. Cuando terminó  el 12º año de escolaridad, en vez de ir para la universidad, saco un cursillo de administrativa y trabajó en una oficina de contabilidad pero después opto por trabajar al lado del marido.

El arte de vender es herencia de familia. Ella fue educada de niña por su abuela que en tiempos atrás vendió flores en el inicio de la Rua Augusta.

Filipa tal como otros vendedores de Castañas, helados y fruta  están intentando negociar con la alcaldía de Lisboa mejores condiciones de trabajo. Luchan, por ejemplo, para tener beneficios en los aparcamientos y por mejor iluminación, casi inexistente en muchos puestos de venta.

Mas la preocupación de todos es guardar el único secreto:” No se puede sacudir mucho el asador de las castañas porque si no el secreto sale para fuera”.

Yo no la conozco personalmente pero la vi el ultimo lunes en un programa de televisión y me pareció una mujer muy inteligente y recibió elogios por lo que hablaba y como hablaba. Nadie diría que ella asaba castañas en la calle y que quiso ser antropóloga. 

Solo tiene 32 años aun está a tiempo. 
Ella ahora es feliz y tiene trabajo. 

Quién sabe si hubiera estudiado para antropóloga estaría trabajando? A lo mejor estaría sin trabajo o también quien sabe asando castañas…


Solo antes de salir tomamos un café... sin azúcar!!!




7 comentários:

  1. UNA HISTORIA INTERESANTE - YA TE LO DIJE - és una suerte tener castañeras, ya sabes que aquí ya no hay.

    un abrazo - El Hombre del café

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  2. Me encantan ver en otoño la imagen entrañable de las castañeras, es algo tan típico y gracias a Dios, aquí no se han perdido,.... están tan ricas y su olor inundan las calles que es una delicia.
    Muy interesante la historia de la castañera-antropóloga Flor.
    Un besito.

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  3. En Madrid ya es difícil ver a la añorada castañera asando las castañas y dándonos un cucurucho calentito en los días helados. Hay pocas y ahora son emigrantes.

    curiosa la historia de esa castañera. Fíjate las vueltas que da la vida.

    Besos y cariños, bella Flor.

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  4. Me encantan las castañas. No te quejes porque las compraste muy baratas.
    La historia de la casi antropóloga es muy linda; hoy en día cualquier trabajo es interesante y da de comer; desde luego que aún es joven y puede ver cumplido su sueño. Beijinhos

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  5. te regalo unos versos, amiga,
    Quizás cuando vayas a tomar tu café quieras compartirlo con tus amigos.


    COMO ESPERANDO ABRIL
    Silvio Rodríguez

    Mucho más allá de mi ventana
    las nubes de la mañana
    son una flor que le ha nacido al tren.
    Un reloj se transforma en cangrejo
    y la capa de un viejo
    da con una tempestad de comejen.
    Mucho más allá de mi ventana
    colores jugaban a hacer un jardín
    en espera de abril.
    Luego entro los ojos
    chorreando esa luz de infinito
    y es cuando necesito un perro,
    un bastón, una mano, una fe.
    Y tu pasas tocando
    el frío con suave silencio
    y ciego te sentencio a que nombres
    todo lo que ahora no sé.
    Mucho más allá de mi ventana...
    Un reloj se transforma en espejo...
    Mucho más allá de mi ventana...
    Mucho más allá de mi ventana
    mi esperanza jugaba a una flor
    a un jardín como esperando abril.

    besotes y date una vuelta por mi casita cuando gustes.

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  6. Qué interesante la charla sobre las castañas y qué ricas están.
    En cuanto a Filipa, la vendedora de castañas, que iba para antropóloga, porque aquéllas daban el pan y la carrera no daba nada, más bien se moriría de hambre, nunca es tarde. Tal vez cuando se haga rica con las castañas, podría estudiar antropología que es una carrera muy entretenida y bonita.

    Un abrazo.

    Juan Antonio

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  7. La verdad es que cada vez que en mi ciudad aparecen los asadores e castañas bnos hacemos algo mas viejos y nostalgicos, gracias por retratar estas imagenes! Un abrazo!

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