Café de Flore - Paris

sábado, 29 de dezembro de 2012

De ruta cultural por Lisboa



Praça do Comércio
fotografia de Flor


 
De Lisboa se ha hablado mucho. Es la ciudad literaria por antonomasia. Pessoa sentado, en la terraza del A Brasileira, nos muestra todas nuestras máscaras. Somos el recorrido que escogemos, la mirada que adoptamos. La capital de Portugal, en este sentido, aún puede ofrecernos todos los juegos posibles. Nuevas galerías, que sortean la crisis con entusiasmo y talento, exposiciones con ambición internacional, recursos multimedia para explicar la propia Historia, o la obra de un escritor como discurso acerca del pasado y el futuro de una urbe que respira nostalgia y alegría al mismo tiempo.

Historia viva
Para ir hacia una visita periférica nada mejor que comenzar por el centro. Vayamos a la plaza Comercio. Allí, nos encontramos con el Lisboa Story Centre. Los diversos episodios que conforman su historia y algunos de sus protagonistas son ahora presentados en este museo. Situado en el Terreiro do Paço, la más actual tecnología (cómo utilizan el vídeo y el audio como recurso pedagógico) está al servicio de un relato concreto. En sesenta minutos, entendemos la relación ancestral de sus habitantes con el río Tajo, con sus murallas y supersticiones, con el cuervo negro como símbolo, y cómo se articula una sociedad que ha sido colonizadora. Especial atención merece, claro, la sección dedicada al terremoto del 1 de noviembre de 1755. La manera en que la ciudad resurge de sus ruinas y construye sus propios mitos, con el Marqués de Pombal como principal exponente. De allí, al cosmopolitismo, a reivindicarse como centro neurálgico, a las luchas políticas y a la conquista de los derechos sociales de un pueblo con anhelos de abrirse al mundo.

Tierra de literatura
Muy cerca, nos encontramos con la Fundación Saramago. La sede, un espectacular edificio conocido como Casa Dos Bicos, respira literatura y vida. Allí consultaremos un fondo bibliográfico con múltiples traducciones y ediciones del escritor portugués, con fotografías que recuerdan desde el discurso de la aceptación del Nobel a sus relaciones con los principales intelectuales de varias épocas. Saramago está así, presente, en cada escalón, que guarda algunas de sus mejores citas. En la planta de arriba, una exposición itinerante nos conectará su obra con la actualidad. Desde lo que estaba planeado que sería su despacho, se aprecia el río. Y un viejo olivo donde descansan sus cenizas. Justo al lado, un banco para mirar el paso del tiempo, y dos bloques de piedra blanca en los que se lee la última frase de Memorial del convento: “Mas não subiu para as estrelas, se à terra partencia”. O sea, “Pero no subió a las estrellas, si a la tierra pertenecía”. Tierra de compromiso y escritura.

Arte para todos los gustos
Uno de los grandes atractivos de esta temporada que acaba es la exposición Via Crucis de Fernando Botero que se puede ver en el espectacular Palacio Nacional de Ajuda (hasta el 27 de enero). Interesantísima reinterpretación de la Pasión de Jesús vista por un autor inconfundible, que ha cumplido los ochenta años, y que impregna el imaginario de la Pascua, el Martirio y el Ecce Homo de crítica política y reivindicación de los derechos humanos. Épocas diferentes comparten un mismo escenario, en el que un romano y un narcotraficante (reconocible por el reloj de oro y las cadenas) pueden ser tanto una referencia a Diego Rivera como guiños (huesos y calaveras) al Renacimiento y el Barroco. Jesucristo, pintado de verde, puede aparecer en Nueva York o Colombia.

Aprovechamos la visita a Lisboa para encontrarnos con Joana Vasconcelos, una de las creadoras internacionales con más proyección. En su taller trabajan más de treinta personas, entre ingenieros, arquitectos y colaboradores de todo tipo, que ayudan a la artista a construir un mundo propio, en el que se reflexiona sobre la identidad y lo efímero, y que podemos apreciar en varias instalaciones esparcidas por la ciudad. “Cuando pase la crisis, si hemos renunciado a la cultura, nos habremos quedado sin nada”, nos asegura.

Que la crisis azota Portugal, como azota España y muchos países europeos, es algo más que conocido. Sin embargo, algunos galeristas siguen insistiendo en un proyecto definido y arriesgado. Es el caso de la Galería Cristina Guerra, que hasta el 9 de enero programa la exposición Circling the square, de MichaelBiberstein. Es una revisión de la historia del arte a partir de las condiciones de posibilidad de unas piezas abstractas y altamente introspectivas.

Otra opción bien diferente es la de la Galería Belo-Galsterer, que acaba de abrir sus puertas en un entresuelo típico de la ciudad. Allí la temporalidad de las exposiciones no es tan limitada, y se apuesta más por el galerista como interlocutor, con el que se establece un diálogo de complicidad. Podremos visitar tanto la obra de un artista con un largo recorrido detrás, como Miguel Branco –un juego constante con los materiales y la forma humana distorsionada–, como el vídeo más experimental de Mel O’Callagahn.

Si lo que preferimos es un arte más clásico, nuestro sitio será la Fundación Calouste Gulbenkian. En la exposición Las Edades del Mar (hasta el 27 de enero) podremos estudiar de cerca pinturas de Guardi, Reinoso, Lorrain, Turner, Monet o Klee. La fuerza de la naturaleza vista desde trazos y matices bien distintos.

Nostalgia e innovación
Otra vez en el centro. En la calle Augusta, número 24, toparemos con El Museo de la Moda y el Diseño (MUDE). Está en obras, y la planta inferior permanece cerrada. No importa. En la superior exponen (hasta el 23 de marzo, entrada libre) la muestra E Fado e a moda. Aparte del interés más o menos folklórico, se trata de interpretar la personalidad del lisboeta a través de sus trajes. La exposición, dividida en tres bloques, realiza un repaso de los vestidos más tradicionales hasta los más contemporáneos, centrándose, claro está, en la figura nuclear de Amália Rodrigues. El edificio, además, presenta un gran atractivo ya que es un antiguo banco en desuso. Los responsables del museo han querido guardar algunos de los elementos característicos de su anterior función, y veremos una barra donde se atendía a los clientes.

Para la siguiente parada tomaremos uno de los míticos tranvías (el 18E, por ejemplo). Nos acercamos al puerto (Doca de Alcántara) para adentrarnos en los puentes existentes entre Asia y Europa. A eso, precisamente, se dedica el Museo de Oriente, una antigua fábrica de bacalao restaurada que va oscureciendo mientras subimos las escaleras. En el segundo piso podemos visitar una muestra dedicada al té y a cómo esta bebida ha transformado costumbres y ha funcionado como auténtico intercambio cultural. Allí veremos porcelanas, muebles, pinturas, platería y otros objetos que nos ayudarán a comprender el viaje desde su cultivo, su transporte, las formas de tomarlo y las relaciones sociales surgidas a partir de un ritual muy concreto, interpretado de forma muy distinta según el lugar.

Lisboa, así, se convierte en una ventana. El territorio que veremos al asomarnos será, también, decisión nuestra.


Curiosidades y además...


Moneda: euro

Pasaporte: DNI o pasaporte en vigor para los ciudadanos de la UE

Aeropuerto: el aeropuerto de Portela es el mayor de Portugal y se encuentra a cinco km de la ciudad. Una red de autobuses lo conecta con el centro de Lisboa. El taxi también es una opción asequible

Transportes: cuenta con cuatro líneas de metro, y una red aceptable de autobuses y tranvías

Compras: la Avenida de la Liberdade y la rúa Augusta son las que concentran el mayor número de tiendas, sobre todo de firmas internacionales. En el Chiado y el barrio Alto encontraremos tiendas de artesanía. Son productos típicos los azulejos, las toallas y piezas de joyería, sin olvidar, naturalmente los productos de alimentación y el vino

Gastronomía: en Lisboa se come muy bien. Existen muchísimos platos elaborados con bacalao, de entre los que destacan el bacalhau à Brás y el bacalhau com natas. Podéis deleitaros comiéndolo en la Cervejaria Trindade, cerca de la plaza del Chiado, o en el Atira-te ao Rio, cruzando el Tajo. Además, también disfrutaréis con las sardinas a la brasa, el caldo verde -elaborado con sopa de col y patatas-, el cocido a la portuguesa, las sopas de pescado y lospeixinhos da horta -bolitas fritas de habichuela verde-. El postre por excelencia son los pastéis de Belém

Bebida: en todo el país se consume el reputado vino de Oporto, el vino verde -un caldo joven de baja graduación- y el licor de cereza. Los lisboetas son auténticos consumidores de café y existen de muchos tipos. El más común es el Bica

Por la noche: los antiguos almacenes portuarios de las Docas se han convertido en locales de ocio. Es muy recomendable acudir también a alguna casa de fados, que encontraremos sobre todo en el barrio de Alfama. Este tipo de música fue eclarado patrimonio cultural de la UNESCO

Lisboa cuenta con dos espectaculares puentes sobre el río Tajo: el 25 de Abril y el espectacular Vasco de Gama

La ciudad es la capital más occidental del continente europeo.



 

3 comentários:

  1. Me apunto a esa visita cultural tan completa comenzando por sentarme junto a Pessoa en la terraza de la Brasileira para degustar un buen café y siguiendo tus indicaciones continuar por la F. Saramago, el Palacio Nacional... etc y comer en Belém, en una terraza junto al Tejo un buen bacalhau com natas y de postre um pastéi de Belém.
    Me quieres acompañar?
    Um beijo.
    Feliz Navidad y buen año 2013 para tí y tu hijo.

    ResponderEliminar
  2. una ruta que tengo pendiente, ya sabes que estuve en Lisboa en el 92 sólo unas horas.

    el hombre del café

    ResponderEliminar
  3. Candi, claro que si que te acompañaré!
    Buen Año!!!!


    El Hombre del Café, si lo sé viniste con tu papa. Nunca digas nunca pero ya perdí la esperanza de acompañarte en este tour.
    Feliz Año y no dejes de venir a mi Café.

    ResponderEliminar

Seguidores

tiempo




tempo

amigas