Dicen que hace muchos años, en el siglo XVI, el café comenzaba a ser conocido en Europa. Se había convertido en la bebida favorita de los musulmanes y, al ser proveniente de los países árabes, no era bien vista por la iglesia católica italiana, después de siglos de guerras entre ambas religiones.
Para evitar que su consumo se extendiera la denominaron “bebida satánica” y la prohibieron a sus fieles. Pero esta medida no surtió el efecto previsto y pronto aumentó la presión para que el Papa de la época, Clemente VIII, le diera su bendición.
Ante tal situación, el Pontífice decidió probar una taza y la encontró tan deliciosa que exclamó:
¡Venzamos a Satanás impartiéndole bendición, para hacer de ésta una bebida verdaderamente cristiana!
y por eso los árabes beben té a la menta, aún que el café tenga su origen en Etiopía.
ResponderEliminarEL HOMBRE DEL CAFÉ.