“Hacer punto sentado en una cafetería mientras se disfruta de una
animada conversación con los amigos es una de las tendencias en medio mundo.
Lo que algunos consideran un
anacronismo o una mera pasión por lo kitsch ha encontrado en
las nuevas tecnologías su principal aliado. Durante los últimos años, Internet
ha sido el catalizador y principal punto de encuentro de aficionados de todas
las edades: vídeos explicativos en YouTube, blogs especializados,
tiendas online... todo un universo virtual dedicado al arte de bordar, coser y tejer nuestras propias prendas.
Quizá ese componente do it yourself sea
uno de los principales atractivos del knitting. En un mundo en el
que cruzarse por la calle con alguien que luce la misma prenda que uno es más
fácil que nunca, la posibilidad de desmarcarse
con un diseño propio resulta, para muchos, enormemente
seductora. Si a eso se le añade el placer de haberlo confeccionado con nuestras
propias manos, la satisfacción es doble.
Los adeptos al punto, sin embargo, aseguran
que su mayor virtud es su
capacidad relajante. Frente al estrés del ordenador, la
quietud de los ovillos.
“We Are Knitters”, es una empresa
especializada en este mundillo, con la que vende kits de punto
por Internet y organiza las llamadas Knitting Parties: quedadas
para que los no iniciados aprendan a desenvolverse con las agujas y, sobre
todo, para conocer gente y pasar un buen rato en torno a una taza de café, una
cerveza o un gin-tonic, charlar, confeccionar sus abrigadas prendas y compartir
patrones.
En los tiempos que corren, el bolsillo es un
factor a tener en cuenta. Un kit completo (agujas, lana y
patrón) se puede comprar a
partir de 47 euros. Pero una vez se tienen agujas, basta con adquirir
ovillos por unos 18 euros.”
En invierno lana, en verano algodón.
Estaba leyendo esta noticia en el Café y me
puse a observar la gente que estaba por allí tomando su café. Me parece que esa
moda aun no llegó acá o por lo menos no me he dado cuenta.
Llegaron dos amigas al Café, una de ellas
había viajado en las fiestas para España y contó que si lo había visto en
Valencia en la cafetería Canguro Verde. Allí organizan sesiones de “knit and
fun” y le habían dicho que en Barcelona en La Dolça Bakery y en otro que se
había olvidado del nombre también se reúnen puntualmente allí.
Mi amiga Margarida se divirtió al ver que no
eran solo las chicas que hacían punto pero también los chicos uno de ellos ya
estaba terminando una bufanda.
Nunca imaginé que una cosa de estas podría
ocurrir en el mundo de hoy.
eso se ha hecho siempre sólo que no en una cafetería, aunque no le veo la gracia y poco deben consumir enfrascados en sus labores. Sinceramente me parece una 'boutade'.
ResponderEliminarEL HOMBRE DEL CAFÉ
Pues mira, no se me había ocurrido.
ResponderEliminarSerá cuestión de pensar más seriamente en la posibilidad del "knitting".
Claro que, como yo soy multimillonario, prefiero comprar una máquina tricotosa. Me parece más rápida.
Pero, ¿cómo llevaré la máquina a una cafetería?
Me has dejado en un "vivo sin vivir en mi".
Besos, bella Flor.