Pasar
el reveillón en la Isla de Madeira es (siempre) una elección acertada. La belleza
natural de la isla se une a los fuegos de artificio y al clima ameno para hacer
una fiesta a lo grande!
Cuando
me levanté hoy, abrí la ventana para ver cómo estaba el tiempo y la cerré de
seguida, hacía mucho frío, más que ayer. Me estaba sintiendo un poquito
resfriada y decidí no salir hoy a la calle. Llamé a mi conserje y le pedí el favor de llevar mi mascota a la calle.
Mientras
ella estaba paseando mi perrito encontró una amiga mía que iba a encontrarse
conmigo al Café, pero como yo no iba ella subió a mi casa.
Teresa
entró muy alegre diciendo que venía despedirse porque salía de viaje mañana. Iba
a Madeira pasar la Navidad y el reveillón.
Ella
no sabía que yo ya había pasado el reveillón en Madeira. La primera vez que yo fui
allá era una adolescente. Todavía no había tantos hoteles y fiestas, era todo
más privado, pero el fuego de artificio era ya muy bello.
El
punto alto de las festividades es el tradicional espectáculo pirotécnico que
atrae millares de turistas y residentes también. El fuego es disparado durante
ocho minutos a partir de 40 puestos de lanzamiento distribuidos por todo el anfiteatro de la ciudad de
Funchal, del centro y del mar, creando un espectáculo de belleza impar.
Animación en las calles, grupos de folclore,
exposiciones y conciertos así como los tradicionales cantares en las misas del
parto que ocurren entre el 16 a 24 de
Diciembre prometen una época de grande celebración.
Teresa
me dijo que estaba preocupada porque está haciendo mal tiempo allá, con mucha lluvia
y viento fuerte. Hubo dos aviones de la TAP que no pudieron aterrizar y
regresaron a Lisboa. Puede ser que domingo ya esté todo normal.
Me
gustaría tanto de volver a Madeira en Navidades.
Quién sabe el próximo año…
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