En 1768, un grabador escocés llamado Andrew Bell y un operador de imprenta llamado Colin Macfarquhar unieron sus plumas para crear tres volúmenes interreferenciados conocidos como la Enciclopedia Británica.
El martes, Encyclopaedia Britannica Inc. dijo que dejaría de imprimir su emblemática obra, un señal de cómo en los últimos los lectores han abandonado los volúmenes de referencia impresos por sitios webs como Wikipedia y Google.
La casa editorial con sede en Chicago dijo que se centraría en la venta de su obra enciclopédica a los suscriptores a través de su propio sitio web y aplicaciones para tabletas o teléfonos inteligentes.
"Este no es un día triste para Encyclopaedia Britannica", dijo Jorge Cauz, presidente de la compañía. "Somos una empresa totalmente digital", añadió.
La emblemática enciclopedia, entre cuyos colaboradores a lo largo de los años incluyeron a Marie Curie, Albert Einstein y Henry Ford, dijo que sus ventas de volúmenes impresos alcanzaron su pico en 1990, cuando vendió 120.000 colecciones impresas. Desde entonces han visto un precipitado declive. En 2010, se imprimieron apenas 12.000 conjuntos y todavía quedan 3.500 sin vender. Cada juego, de 32 volúmenes de la Enciclopedia Británica cuesta alrededor de US$1.500.
Hay medio millón de hogares suscritos al acceso completo a la Enciclopedia Británica y más de 100 millones de personas tienen acceso a la obra en escuelas, bibliotecas y universidades, señaló la empresa.
Algunos no se vieron sorprendidos por la decisión de la compañía de poner fin a la publicación de su colección impresa. "Se dice que la forma de concentrar y compartir el conocimiento está cambiando significativamente, y con ello el papel de los artefactos impresos", dice Ethan Lipton, profesor del departamento de tecnología de la Universidad del Estado de California, en Los Angeles. "Uno esperaría que una enciclopedia migre a lo digital, lo que ofrece un fácil acceso y la capacidad de ser actualizado rápidamente. Además, uno no tiene que matar un montón de árboles", opina. Lipton comparó el final de la Enciclopedia impresa con la evolución de los teléfonos, indicando que hace unos años, nadie hubiera renunciado a sus líneas terrestres. "Una enciclopedia digital significa un mayor acceso, y sin tener que acarrear todos esos volúmenes de libros", añadió.
Por otra parte, las bibliotecas no se verán afectadas, dice Lorraine Shanley, presidenta de Market Partners International Inc., una consultora del sector. "Todo el mundo está más contento y más cómodo pasándose al modelo de acceso digital", asegura.
Pero no todos los negocios impresos de Encyclopaedia Britannica llegarán a su fin. La empresa seguirá publicando libros para niños en India, aunque también planea pasar allí al plano digital en el futuro.
pero, ¿verdad que el pasar las hojas de papel, tiene encanto para el lector?
ResponderEliminarsaludos
Yo hace tiempo que no abro mis enciclopedias ni diccionarios, es más fácil y más rápido buscar la información en internet. Y ahora me he acostumbrado al ereaders y me gusta más que los libros en papel. Un libro electrónico debe tener "tinta electrónica" es decir: que no tenga luz por detrás ni interior, sino que las letras se reflejen por sí solas con la luz ambiente. Así no mecansa la vista como hace el ordenador. Mi mujer se había apoderado de mi libro y le he tenido que comprar otro: un Paphyre de 6 " con cambios de tamaño de letras,funda de piel, cargador y auriculares por 120 euros transporte urgente incluido. Un beso, Florecilla.
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